tradición musical viva y fuerte de mi tierra. Al comienzo
le dejé oír muchas cintas que no le dijeron nada, pero cuando improvisé al
piano ritmos del Pacífico, afirmó con inmenso entusiasmo que por ahí
estaba la cosa", recuerda. A la legendaria Boulanger le encantaron los
Cuartetos de Zumaqué, quién obtuvo en su Academia el Premio Lili
Boulanger. Estuvo en París hasta 1977.
El embajador en Madrid entonces era Belisario Betancur.
Siempre descubriendo y estimulando el talento colombiano le abrió camino
en la Filarmónica de Bogotá, como Director invitado. De esa época son sus
ya clásicos arreglos de la música de José Barros y Lucho Bermúdez. Durante
la Presidencia lo nombró Asesor Cultural en Bonn. El Presidente Barco lo
Conservó en su cargo. Zumaqué se convirtió así en embajador estable de la
música colombiana durante ocho años.
Pero antes de esa experiencia europea había trabajado
como arreglador de la Fannia All Star, de Cheo Feliciano y Eddie Palmieri.
Entonces ya era, en el mejor sentido, lo que hoy se llama "músico del
mundo", aquel que sabe preservar una rica tradición nativa y aliarla a las
corrientes más exóticas de otros países y culturas. Su sólida formación le
permite experimentar, dar base y ritmo y métrica contemporáneos a toda su
creación. Entre sus obras de largo alcance de los ochenta se cuentan el
oratorio 'Simón', para orquesta, solistas y coros de niños e indígenas,
estrenado en 1986, el 'Oratorio de la Paz' y la 'Missa Sacerdotalis'.
Sus cuartetos de cuerda, prueba suprema del artífice
clásico, están grabados por el cuarteto de la Universidad Autónoma de
México. Para el Dúo Contemporáneo de Holanda compuso 'Música de Cámara
para vientos y percusión', una de sus obras más notables, grabada en
Europa por el Fondo Cultural Cafetero.
Hoy Zumaqué se mueve entre Colombia y el exterior. Por
estos días trabaja con músicos llaneros, en su escenario. Es invitado
frecuente de muchos encuentros sobre tratamiento del lenguaje musical
tradicional en expresiones contemporáneas. Su 'Taller de Utopías' es un
ensayo largo y bien sustentado sobre la riqueza de las músicas regionales.
"Es preciso situarnos en el espectro de la cultura universal como
interlocutores válidos", anota. "A la manera de Paul Simon cuando elabora
materiales africanos o de Peter Gabriel en sus trabajos tan bien logrados
con música del mundo", aclara. "Nuestra materia musical es profusa y
generosa. Nada tiene que envidiar a la del resto del mundo. Tan buena como
nuestra pintura o literatura. Hay que darle ropaje actual, sofisticado y
moderno para que el mundo la escuche".
El 16 y17 de septiembre se estrenará su Ballet
'Manglares', homenaje a Hernando Tejada, el desaparecido y muy fértil
maestro de plástica, con el ballet de Gloria Castro y la Nueva Orquesta
del Valle. El 15 de octubre se presentará 'Bajo el cielo antioqueño',
película muda muy
famosa y poco conocida, restaurada por un equipo de
trabajo al mando de Jorge Nieto Díaz. La música es de Francisco Zumaqué y
estará tocada en vivo por la Filarmónica de Bogotá. "Hay canciones de amor
para los protagonistas, pero el resto de la música no es de época", dice
el
compositor, quien nos prepara una sorpresa.
Zumaqué ya lleva 200 opus. A él no le gusta la palabra.
"Es muy europea", dice. Trabaja en un catálogo cronológico de su vasta
obra. Sus arreglos de la mejor música de Colombia suenan con sello tan
suyo, de color y ritmo tan individual, que siguen siendo, por supuesto las
mismas
piraguas, los sanfernandos, las velas prendidas y los
sotareños que tanto se quieren, pero desde el ataque se reconoce la "voz
zuma", fresca en color y textura, audaz en ritmo, de diseño instrumental
claro y contrastante en sus fuertes acentos. Él mismo es excelente
compositor
popular cuando no arregla. Y un veterano de series de
televisión, a quien se le ocurre con Fernando Gómez Agudelo darle sabor
pacífico a un pasaje clásico de la Cantata 'Actus Trágicus' de Bach en la
'Mala Hora'.
Mano habilísima es la suya para manejar timbres y ritmos
complejos y un lenguaje armónico denso y transparente a la vez. Quien
quiera la salsa no la encontrará más sabrosa ni endiablada que la suya. Y
quien prefiera la sabia polifonía del cuarteto, también puede
seguir el sabio camino que la abre el compositor. A
Zumaqué no le interesa el serialismo (la escuela que hereda las teorías de
Schoenberg) porque le parece árido y sacrificó generaciones de
compositores latinoamericanos. "No es preciso mirar a Europa como
serpientes encantadas" - dice Zumaqué. Debemos tomar para siempre el
sendero de nuestra vereda tropical". El nacionalismo puede ser anacrónico
para Europa pero válido en nuestro continente. Aquí conviven con
naturalidad tonadas del siglo XVI, cantos de indios, ritmos africanos y
todo el
relumbrón del día de Michael Jackson y Prince", anota. Y
a todo eso bien cocido sabe Zumaqué, como lo sabe el país que vibra al
ritmo de su 'Colombia Caribe'.
*Bernardo Hoyos es periodista cultural.