Festividades Religiosas y Profanas

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Todos los Santos - Tuchín - Noviembre 1^o.: En Tuchín, en las postrimerías del siglo XiX sacaban la procesión de San Simón de Ayuda, imagen de propiedad de la familia Flórez, pero que estuvo bajo el cuidado y administración de la primera procuradora Catalina Suárez, fundadora del actual caserío de Tuchín conjuntamente con su esposo Manuel Talaigua en los años 70s del siglo XIX. Catalina además decolló como aguerrida y beligerante capitana en el movimiento de recuperación de las tierras del resguardo a principios del siglo XX.

Hemos logrado recoger una versión generalizada sobre el origen del santo, infortunadamente las opiniones difieren al señalar el nombre de quien se lo encontró: Lázaro, Tomás, Marco y José de la Cruz Flórez.⁽²¹⁾

Sea quien hubiese sido, lo definido es que fue uno de los patriarcas de la familia Flórez, cuyos descendientes aún viven en las faldas del cerro Jolón, desde mucho antes del establecimiento del actual poblado.

Se afirma que la imagen fue encontrada por uno de los Flórez cuando transitaba por el camino real entre Chimá y Tuchín con una arria de burros cargados de pescado fresco, secos y ahumados que había comprado a los pescadores de la Ciénaga Grande, para rematarlos en el mercado de Tuchín. Al pasar frente al cerro Pato, oyó que lo llamaban desde un frondoso y florecido guayacán. Con cautela y recelo se acercó al árbol y cuál no sería su sorpresa cuando descubrió que del tronco se perfilaba la imagen de un santo, que terminó de tallar "a boca de hacha". Para él no fue una tarea difícil ya que era "el más experto santero de la región". Eran insuperables las imágenes que esculpía con la hachuela en los gruesos guayacanes.

Pero el prodigio fue mayor cuando se percató que el ícono traía en alto relieve su propio nobre: "San Simón de Ayuda" (El Cirineo, que ayudó a Jesús a llevar la pesada cruz en el camino del Calvario).

El traslado del santo al pueblo fue motivo de un concurrido y fervoroso acto de religiosidad. Todos los miembros del cabildo comandados por la cacica Catalina Suárez de Talaigua, y secundados por una nutrida feligresía: mujeres con pañuelos y mantillas sobre las cabezas, los hombres con velas encendidas y los sombreros vueltiaos en las manos. Al llegar a la placita, frente a la ermita construida para tal ocasión, una abigarrada multitud de peregrinos esperaba ansiosa con un mar de luces titilantes y temblorosas la imagen de El Cirineo. La dulce melodía aborigen del pito caña de millo y el fragor de los tambores y los guaches inundó el caldeado ambiente y apaciguó el ruido del incesante arrastrar de los pies de los penitentes.

Desde ese entonces San Simón de Ayuda se convirtió en el más fiel aliado en las luchas para la recuperación de las tierras del resguardo; en el confidente obligado para compartir las penas alegrías de este mundo; en el conertante de uniones maritales imposibles y de amores esquivos; en el alivio de sufrimientos físicos y morales; en el apaciguador de tragedias y calamidades; en el propiciador de cultivos fructíferos y en el benfactor y guía de toda la comunidad indígena Zenú.